Dentro del Proyecto “Las matemáticas de nuestra vida” nos hemos ido a comprar. Hace unos días fuimos a recorrer las tiendas que tenemos alrededor de nuestro colegio y ahora hemos aprovechado y nos hemos acercado a la Frutería y alimentos Azirar.
A las 9.10 h. ya estábamos en marcha. El día anterior hicimos una lista de todo lo que necesitábamos comprar para elaborar unas deliciosas y saludables brochetas de frutas con chocolate.
Nos recibieron el papá y la mamá de Ismael, Said y Kaoutar. Muy amablemente nos enseñaron su tienda y nos explicaron algunas de las frutas y demás alimentos que nosotros no conocíamos muy bien y que para algunos era la primera vez que veíamos, como la yuca, la papaya, la tapioca, el melón francés, la patata china, y otras que se nos han olvidado los nombres. También nos explicaron la diferencia entre la banana y el plátano.
Teníamos muchas ganas de explicarles que habíamos ido a comprar para elaborar nuestra receta y comérnosla a la hora del patio, así que comenzamos a pedir todo lo necesario. Algunas cosas no tenían, como las fresas, pero las sustituimos por paraguayos, que por cierto, estaban excelentes.
Nos llamó mucho la atención el tamaño de las sandías. Nos contó Said que vendieron una que pesaba ¡18 kilos! ¡Casi como alguno de nosotros!
Compramos peras, manzanas, naranjas, uvas, melón, kiwis, piña, sandía, plátanos, paraguayos, cacao en polvo, leche entera, platos de plástico, vasos y los palos de las brochetas.
Nos pesaron todas las frutas y nos sacaron el ticket. Al pagar nos devolvieron algunos céntimos. ¿Sabéis una cosa?, ¡hemos hecho bien las cuentas y sabíamos lo que nos tenían que devolver! ¡Qué orgullosos estamos!
Al marchar, les agradecimos su hospitalidad asegurándoles que nos íbamos a comer todo lo que nos llevábamos en cuanto llegáramos al colegio.
Y así fue. Al llegar al cole preparamos la clase para el almuerzo, llevamos a la cocina el cacao y la leche para que Elisa y Cristina nos prepararan el chocolate y nos pusimos a cortar las frutas.
Como os podéis imaginar, nos lo comimos todo, todo, todo. Hasta rebañamos los platos con el chocolate, como dicen por aquí. Fue un almuerzo súper saludable y especial. Tan bueno como el de los mejores eventos de los grandes restaurantes.