Cuando hablamos de hábitos saludables, no siempre pensamos en lo importante que es dormir bien. Dormir bien no es tan solo dormir las suficientes horas, sino también que nuestro sueño sea reparador, de calidad, que nos levantemos descansados y de buen humor.
Descansar es la tercera pata del taburete de la salud junto con la alimentación y el ejercicio físico. Si una pata se nos cae, nuestra salud se desploma. Por tanto, no debemos olvidarlo.
Desde el equipo PIVA, durante este mes de febrero hemos transmitido a nuestro alumnado la importancia del descanso, mostrándoles herramientas y estrategias de cara a conciliar un descanso adecuado.


¿Cuántas horas de sueño son necesarias para estar descansados?


No puede determinarse para toda la población infantil cuál es la cantidad óptima de sueño, sino que han de tenerse en cuenta las necesidades de sueño individuales y ajustarse con las expectativas parentales y los horarios escolares.
En la primera infancia, las transformaciones en el sueño son mucho más graduales. El sueño nocturno disminuye de 11-12 horas, al año de edad hasta unas 10-11 horas a los 6 años. En la edad escolar, los patrones de sueño muestran ya cierta estabilidad y se parecen a los del adulto. Se duermen unas 11-12 horas a los 6 años y unas 9-10 horas a los 10 – 12 años. Una minoría de niños duerme una siesta hasta los 5-6 años y suele desaparecer a los 7 años.


Pantallas, el enemigo de nuestros sueños.


Cada vez vemos una mayor incidencia de la población en el uso de pantallas antes de acostarnos. Hasta hace un siglo, el Sol marcaba nuestras horas de trabajo. La única luz que hemos tenido por la noche ha sido la de la luna o el fuego. La luz artificial es un invento moderno al que no estamos acostumbrados y que dificulta nuestro descanso. Sin embargo, cada vez más personas se rodean de luz artificial, más en la noche y se esconden de la luz natural por el día, un error. El uso de distintos dispositivos electrónicos con pantallas antes de irnos a la cama es cada vez mayor y por eso nos hemos planteado qué podemos hacer.
Durante estas semanas, el alumnado ha comprobado que existen distintas herramientas que nos ayudan a mermar el impacto del uso de las pantallas. Hemos probado en clase las gafas blue blocker. Son unas lentes que bloquean la luz azul. La luz azul de las pantallas tiene un efecto sobre la hormona del sueño, la melatonina. Esto hace que nos cueste descansar y que nuestro sueño no sea tan profundo como debería.
Nuestra recomendación general es limitar lo máximo el uso de pantallas por la noche. Aunque, si es irremediable, siempre puedes probar las siguientes herramientas: f.lux (ordenador) y twilight (teléfono), dos programas gratutitos que cambian el color de las pantallas a tonos amarillos para modificar esta luz azul.
En todas las aulas hemos acordado que para dormir bien es necesario apagar las pantallas una o dos horas antes de ir a la cama.


¿Cómo dormir mejor?


Tras analizar el impacto de uno de los factores principales de por qué no dormimos bien, a continuación, exponemos otros consejos que debemos realizar durante el día para que nuestros niños tengan un sueño profundo.

  • Exposición a la luz solar lo antes posible en la mañana. La exposición al Sol tiene multitud de beneficios y cada día vivimos más encerrados.
  • Habitación totalmente oscura y a unos 18 grados.
  • Cenar unas horas antes de acostarnos.
  • Realizar ejercicio físico por la tarde, pero no en las horas anteriores a irnos a dormir. Nuestro cuerpo estará más activo y tardaremos más en dormir.

Trucos para dormir bien.


Vuestros hijos e hijas ya os habrán llevado cinco trucos para dormir bien. Los hemos acordado con toda su clase después de escuchar recomendaciones e informaciones en unos vídeos que hemos proyectado para ser “científicos” e investigar sacando nuestras propias conclusiones.

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